por Pablo Garcilazo
El sube con su gorra negra. Desgarbado. También campera negra y amarilla. El colectivo avanza. El recorrido tiene principio y fin. El viaje también. Los pasajeros pasan. Es de noche, el silencio habla. Los ojos tambalean, la jornada diaria apacigua.
Mañana será otro día. Día otro será mañana. Es solo el nombre, lo colectivo es algo más grande. Volvemos. Es un viaje, tan solo eso. Otra vez vuelvo, lo presento. Nacho sube con su pista ya lista. Propone a los viajeros que digan una palabra. Junta cinco.
Las retiene. Su esfera de la memoria está al acecho. Las palabras esperan esa combinación del rap, del freestyle.
Amor, Juicio, Fútbol y otras palabras más que la frenada del cole no me dejaron escuchar empezaron a circular y a salir de su boca, entre los chanchos, el hermano de Maru Botana, el amor tiene que fluir y el fútbol es Messi o no es fútbol. Toda una dimensión de lo imposible en breves minutos. El rap en las esquinas aflora para “boquear”, “frasear” esa realidad que intentamos comprender.
Llegan los aplausos. Nacho saca su gorra, para la colaboración, de esos minutos de protesta, alegría, complicidad y de proponer imposibles en un viaje más, un transcurso más de lo normal, habitual, rutinario y repetitivo. Algo al extremo sería el hastío.
Nacho me dice que tiene Facebook y que en Youtube ya subirá sus temas. Su pasión talentosa está con él y si subirá a los colectivos seguirá sonando con desparpajo en las normalidades sufrientes donde si una mosca se despeina todos se dan vuelta pensando que se desmoronó un avión.
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Mirar como si fuera la primera vez lo cotidiano de nuestra ciudad y su gente. Con ese fin nacieron estos escritos, que se desprenden de los micros radiales “Acercando a Mar del Plata”. Son voces barriales desde la salud, la comunicación y la integración comunitaria.
(*): pinceladasmdq@gmail.com